A
lo largo de sus memorias, Juan López Soler detalla como realizó centenares de
ensayos y análisis de muestras procedentes de diferentes filones, minas y parajes
de Rodalquilar, todo ello con el objetivo de conocer las leyes de oro que contenían.
En esa obra, explicó las instalaciones, metodologías y herramientas que utilizó
y que, según sus palabras, era lo siguiente:
Para
efectuar los análisis y ensayos es preciso disponer de un laboratorio, si
quiera sea pequeño y tosco, con su correspondiente horno de plaza, para poder
fundir y copelar, o bien un horno bajo y otro de mufla; buenas balanzas de
precisión, puesto que de ellas primordial mente depende la exactitud de los
resultados y los demás cachivaches y utensilios necesarios.
En
estas condiciones y una vez efectuados los molidos de las muestras, se toma
igual porción de cada una de ellas y se hace una muestra general, bien mezclada
para que resulte homogénea y represente el conjunto de clases en que hemos
subdividido la masa total, y entonces se procede a su análisis. Seguidamente se
hacen dos pesadas iguales de cada molido para hacer el ensayo y contra-ensayo
por plata y oro correspondientes a las múltiples clases en que la masa se ha
dividido, y a cada una de estas pesadas se le agrega el minio y fundente apropiado
y todo bien mezclado se introduce en un crisol de capacidad suficiente, para
evitar cualquier perdida por proyección.
Fundido
el mineral se separa de la escoria el botón de plomo, y se somete a la
copelación. Una vez obtenido el botón de plata y oro se incuarta con plata
químicamente pura y se copela adicionándole una laminita de plomo dulce.
Obtenido el botón de esta aleación se lamina y se ataca con ácido nítrico,
diluido y después concentrado, hasta completa disolución de la plata.
Aunque
es fuerte la densidad del oro en polvo el lavado por decantaciones ofrece
ciertas dificultades cuando no hay mucha costumbre de efectuar esta clase de
operaciones por eso y ante el temor de perder algo en las decantaciones se debe
recoger el precipitado de oro en un pequeño filtro en el cual se lava y luego
se traslada, seca y envuelve en una laminita de plomo dulce y se somete a la
copelación.
En la actualidad todavía se pueden ver sobre el terreno las ruinas del laboratorio que Juan López Soler tenía en los terrenos de la minas "Las Niñas" a comienzos del siglo XX, en las inmediaciones de Rodalquilar, en el barranco del Lobo o barranco de Las Niñas.
¡Hasta
la próxima!

Ruinas del laboratorio de Juan López Soler, localizado en los terrenos de la mina "Las Niñas" en Rodalquilar (Imagen: F. Hernández).
Ruinas del laboratorio de Juan López Soler, localizado en los terrenos de la mina "Las Niñas" en Rodalquilar (Imagen: F. Hernández).