En febrero de 2021 nos dejó Gonzalo Leal Echevarría. De familia vasca y nacido en Madrid, Gonzalo obtuvo su título de ingeniero en la Escuela de Minas de Madrid y comenzó a trabajar en la Empresa Nacional Adaro. Poco después logró el título de doctor con una tesis titulada Estudio geoquímico del yacimiento aurífero de Rodalquilar. En lo personal, ese fue el inicio de su idilio con Almería, que duró hasta el fin de sus días. En lo profesional, ese fue el comienzo de una larga y fructífera vida laboral.
En sus inicios, Gonzalo trabajó durante varios años como ingeniero en las minas de oro de Rodalquilar (Almería) y fue coautor del descubrimiento del mineral Rodalquilarita, definido por primera vez en la historia gracias a aquel destacado equipo investigador de la Empresa Nacional Adaro en Rodalquilar al que Gonzalo perteneció en su momento y que estaba dirigido por J. Sierra y formado por los ingenieros y técnicos G. Leal, F. Pérez Manzuco, J. Iglesias. Las muestras procedentes del Filón 340 de Rodalquilar que se analizaron en Francia y que fueron la evidencia para la definición de esta nueva especie mineral en 1967, se encuentran actualmente depositadas en el museo de la Escuela de Minas de París.
Por dar solo algunas referencias, Gonzalo Leal ha sido vicepresidente fundador de la Sociedad Española de Mineralogía (1975-78) y también presidente de la misma (1978-80), ha trabajado en Perú como jefe de misión de cooperación técnica en temas mineros, ha trabajado en España en diferentes destinos con la Empresa Nacional Adaro, etcétera, etcétera.
A esto habría que sumarle su gran interés por el Patrimonio Geológico y Minero, especialmente el del Levante almeriense (minas de Rodalquilar, minas de Bedar, Hoyazo de Níjar, Geoda de Pulpí, etc.), dejando muestras de su labor patrimonial tanto en la Sociedad Española para la Defensa del Patrimonio Geológico y Minero como en diferentes publicaciones, siendo un gran divulgador y defensor del Patrimonio Geológico y Minero de Almería.
Por último, se debe reseñar su participación en un trabajo que ha sido confidencial durante años, como lo fue el estudio de los suelos contaminados de Palomares, justo tras el accidente de aquel avión B-52 en las costas almerienses el 17 de enero de 1966, estudio que en los últimos años salió a la luz y del que Gonzalo nos habló recientemente.
¡Hasta próxima!
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