Cuando se habla de alumbre, se habla principalmente de una sustancia sintética que ha
sido elaborada por el ser humano durante milenios con el objetivo de paliar su
escasez en la naturaleza y satisfacer la demanda para los diferentes usos que
se le podía dar en los campos del textil, medicina, farmacia, curtidos,
metalurgia, construcción, pintura, ignifugación, potabilización
del agua, papelería, pergaminos, higiene, lacados, vidrios, etc.
Bajo el
nombre genérico de alumbre se encuentra un sulfato de aluminio en cuya fórmula
química entra algún otro determinado elemento, de manera que no hay un único
alumbre, sino que en función del ion que acompañe al sulfato de aluminio
podremos tener diferentes alumbres. Por ejemplo, el manual de mineralogía de Edward
Dana editado en 1922, contiene una de las diversas clasificaciones publicadas al
respecto y explica que en el caso del alumbre natural (grupo de minerales del
alumbre) al sulfato y al aluminio, el ion que los acompaña es el potasio, o el sodio,
o el amonio, o el magnesio, o el hierro, o el manganeso, dando lugar respectivamente
a un alumbre de potasio, o un alumbre de sodio, o un alumbre de amonio, o un
alumbre de magnesio, o un alumbre de hierro, o un alumbre de manganeso. De
todos ellos, el alumbre que mas relevancia ha tenido a lo largo de los tiempos
ha sido el sulfato de aluminio y potasio (alumbre potásico) elaborado en fábricas específicas para ello a partir de menas extraídas
de minas y posteriormente comercializado.
Es difícil establecer cuando se utilizó por primera vez el alumbre de
una manera deliberada por parte de la humanidad, pero investigadores contemporáneos,
como Martin Levey en 1958, en la revista “Isis”, afirma que el alumbre ya
era utilizado hace cinco milenios en Mesopotamia y posteriormente por los
hititas y por los egipcios. El británico Peter Appleton en 2018, en su obra “A
Forgotten Industry”, habla de pruebas del uso de alumbre en paños del
antiguo Egipto hace cuatro milenios y de cómo desde allí el uso del alumbre se
extendió a otras culturas como los griegos, los romanos, los bizantinos y los
árabes, llegando más tarde incluso a China. La estadounidense Virginia Postrel,
en su obra de 2020 titulada “Fabric of Civilization: How Textiles Made the
World”, argumenta detalladamente, a través de 320 páginas, la importancia
de los textiles a lo largo de la historia de la civilización y como los tintes
y el alumbre han jugado un papel fundamental en todo ello desde tiempos remotos
hasta casi que la actualidad. Por su parte, Marco Beretta es editor del libro
publicado en 2022 “A Cultural
History of Chemistry in Antiquity”, en donde diferentes autores hacen
decenas de referencias a los usos del alumbre en la antigüedad, comenzando por su
importancia en los curtidos y en los textiles egipcios, siguiendo por Mesopotamia,
lugar en donde hace varios milenios ya utilizaban el alumbre en la metalurgia
de metales preciosos, en curtido de pieles y como mordiente, y finalizando con los
griegos y los romanos, los cuales también lo utilizaban en diferentes campos siendo
una de sus fuentes de suministro el alumbre comercializado a través del valle
del Nilo. De manera que no parece haber duda de que el alumbre se viene
utilizando desde hace muchísimo tiempo atrás, de que
ha sido una sustancia importante a lo largo de milenios y de que Mesopotamia,
Egipto y Anatolia fueron de los primeros lugares destacados en la industria del
alumbre, la cual acabaría extendiéndose por toda la cuenca del Mediterráneo e
incluso más allá.
Será a lo largo de la Edad Media cuando su importancia fue aumentando paulatinamente
hasta llegar a convertirse en una sustancia estratégica durante la Edad
Moderna, todo ello debido a sus múltiples utilidades entre las que destacaba su
uso en la industria textil, la cual era uno de los principales motores
económicos en Europa. Ejemplos como el del rey español Felipe II atestiguan el citado
valor estratégico y político del alumbre, cuando en el marco de sus guerras
europeas decretó el embargo del alumbre hispano a Flandes y a otros territorios
enemigos, como Inglaterra, para intentar quebrantar su industria textil y
consecuentemente sus economías. Esta política de embargo quedó recogida en
diferentes documentos, por ejemplo, en algunos custodiados en el Archivo
Histórico de la Nobleza con sede en la ciudad española de Toledo
(FRIAS,C.772,D.9-12) (FRIAS,C.772,D.36) (OSUNA,C.419,D.212). En ese sentido
estratégico y político se podría llegar a decir que el alumbre en los siglos XV
y XVI era algo similar al petróleo en los siglos XX y XXI, poniendo como
ejemplo real lo sucedido en el año 1973 cuando algunos países árabes declararon
un embargo de petróleo a Occidente como arma política para defender sus
intereses y eso desencadenó un importante impacto negativo en la economía a nivel
global.
Durante la Baja Edad Media la región de Anatolia era uno de los
principales suministradores de alumbre a Europa a través, entre otros, de los
comerciantes genoveses y venecianos asentados allí, pero con la caída de
Constantinopla, en mayo de 1453, se inició una etapa de turbulencias en el
mercado del alumbre que favoreció los intentos de su fabricación en la Europa
cristiana, principalmente en España e Italia, donde existen importantes
yacimientos minerales de mena de alumbre. Ello propició que a finales del siglo
XV y comienzos del XVI naciesen una multitud de diferentes proyectos de
fabricación de alumbre en Italia y en España. La mayor parte de aquellos
proyectos fracasaron, pero unos pocos alcanzaron el éxito técnico en la
fabricación de alumbre y el éxito económico en su comercialización, generando
inmensas fortunas en el tránsito de la Edad Media a la Edad Moderna.
Uno de los exponentes de esas fortunas fueron los Estados Pontificios, propietarios de las minas y fábricas de alumbre de
Tolfa, cuyos beneficios le facilitaron afrontar proyectos como, por ejemplo, el
encargo del papa Julio II a Miguel Ángel para decorar la bóveda de la Capilla
Sixtina entre 1508 y 1512, en pleno apogeo de Tolfa. En el caso de España
algunos de sus personajes mas poderosos de finales del XV y comienzos del XVI
fueron los que controlaron la industria del alumbre
en la península, fundamentalmente en el sureste español (Mazarrón, Rodalquilar
y Cartagena), por ejemplo, el marques de Villena (valido de Enrique IV),
los Fajardo (Adelantados Mayores del Reino de Murcia, y, a partir de 1507,
marqueses de los Vélez), Francisco de Vargas (tesorero
general de Castilla), Francisco de los Cobos (secretario de Carlos V),
etc.
En el
presente monográfico se abordan, por una parte, temas científicos y temas técnicos
sobre el alumbre en sí mismo como sustancia (campos pocas veces analizados). Por
otra parte, se aborda una visión sobre el citado mundo del alumbre en los
reinos hispánicos de la transición entre la Edad Media y la Edad Moderna, pero
haciéndolo desde una perspectiva que intenta ir más allá de la perspectiva recogida
en la bibliografía publicada en los últimos años que ha estado generalmente focalizada
en los aspectos comerciales y legales. Para ello la publicación se ha
estructurado en varios bloques temáticos que abordan: en primer lugar la geología
y la minería del alumbre, en segundo lugar los focos geográficos de la minería
y fabricación de alumbre en España, en tercer lugar el marco geopolítico de la
época y su impacto en los principales centros productores de alumbre hispanos, y
finalmente el proceso de fabricación del alumbre dado que en un abrumador
número de ocasiones el alumbre es una sustancia sintética.
De todo
ello se han encargado un grupo de autores con una larga y contrastada experiencia
profesional en los campos de la geología, minería, ingeniería, historia y
geografía, intentando generar un relato dinámico en el que cada artículo del
monográfico tenga un mínimo de retroalimentación, al menos, con el artículo anterior
y con el posterior. No se ha buscado que los autores brillen individualmente
por sus conocimientos en su especialidad, sino que lo haga el monográfico en su
conjunto gracias a las aportaciones entrelazadas de todos los artículos.
Dependerá del lector enjuiciar si se ha logrado o no se ha logrado ese
objetivo.
Finalmente
resaltar que el declive del mundo del alumbre se
inició a mediados del siglo XIX cuando el inglés William Perkin elaboró en
1856 el primer tinte sintético para la industria textil, dejando de ser
necesaria la utilización del alumbre como mordiente en el proceso de tintado y perdiéndose
así uno de los principales clientes de la industria del alumbre. Al mismo
tiempo los avances en la industria química comenzaron
también a generar alternativas al resto de usos comerciales del alumbre, lo
cual desembocó en el inicio de una larga decadencia hasta nuestros días,
momento en el que el alumbre es un gran desconocido para la sociedad actual.
¡Hasta la próxima!
Índice de contenidos del número 42 de la revista De Re Metallica (SEDPGYM), número monográfico dedicado al alumbre.