Francisco de Vargas, consejero de los Reyes Católicos, fue uno de los personajes más poderosos en la corte española de comienzos del siglo XVI. Gracias a su posición privilegiada y a sus contactos, logró la concesión de los alumbres de Rodalquilar (Almería) en el año 1509, a sabiendas del gran negocio que en aquellos momentos eran los alumbres en el mercado nacional y sobre todo en el internacional, dominado entonces por las alumbreras de Mazarrón y Tolfa, las cuales vieron amenazado su negocio de una manera inmediata en cuanto Francisco de Vargas puso em marcha la alumbrera de Rodalquilar en 1511.
La familia Vargas obtuvo grandes beneficios de su negocio en Rodalquilar y una de las pruebas de ello fue cuando Francisco de Vargas ordenó en 1520 la construcción de la Capilla del Obispo, en la Villa de Madrid, la cual se convirtió en una obra destacada del Renacimiento en España. La capilla se llama oficialmente Capilla de Nuestra Señora y San Juan de Letrán y fue construida con la esperanza de que albergara los restos de San Isidro. Como no pudo ser, los Vargas la convirtieron en panteón familiar. Los cuerpos de Francisco de Vargas y de su esposa Inés de Carvajal, fueron enterrados allí.
A ambos lados del retablo de la capilla se encuentran las figuras de don Francisco y doña Inés, fallecidos en 1524 y 1518 respectivamente. Los cenotafios están labrados en alabastro de Cogolludo (Guadalajara) y representan a los esposos arrodillados, mirando hacia el altar. Las figuras, completamente idealizadas, son de una gran belleza y como fondo se pueden apreciar los santos de los que fueron devotos.
A la derecha, el conjunto se completa con el cenotafio de Gutierre de Vargas y Carvajal, hijo de ambos y Obispo de Plasencia, que se considera uno de los más destacados monumentos funerarios españoles. Fue esculpido por Giralte en 1566 y también está realizado en alabastro. El conjunto está tan bien valorado por la complejidad que tiene el trabajo del alabastro y la majestuosidad de las figuras, de tamaño natural y con rostros personalizados.
En 1920 la capilla llegó a manos de la Casa de Alba y permaneció durante años abierta al público, pero sin demasiados cuidados. En 1980 Cayetana de Alba la cedió al arzobispado, pero con la condición de su reforma. Una vez realizada, la Casa de Alba solicitó que el recinto fuese abierto al culto. La capilla fue cedida entonces a las Hermanas Dominicas del Cordero. Ellas son las encargadas del culto y la liturgia.
Fuente: Eva del Amo (9 de agosto de 2022) Capilla del Obispo
Fuente: Hernández Ortiz, F. y Caparros Lorenzo, R. (2022). Los alumbres de Rodalquilar: un yacimiento excepcional.
¡Hasta la próxima!
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